viernes, 1 de mayo de 2009

Detective Stories 4

Al recobrar bien el sentido me vi rodeado de curiosos, bomberos y mi compañero, Martinez al que se le veía con cara de preocupado. No es de todos los días que nos estallen casas en la cara cuando vamos a entrevistar gente.

- ¿En qué andaba metido tu yuta?- me preguntó mientras miraba a su alrededor.
- No lo sé Martinez, de veras que necesito saberlo.

En ese instante un carro de la policía se estacionó frente a nosotros. Del asiento del copiloto, se bajó una mujer que no dejó de llamar mi atención. No aprentaba más de 30 años y su mirada era fría como la de los detectives antiguos. aunque lo que más me llamaba la atención era que venía de jefa de maquinas.

- Ah... Kitty Massaro...- dijo Martínez en tono de saludo hacia ella.

"Kitty!", pensé yo mirando a Martínez y luego a la mujer y de vuelta a Martínez... ¿Quién demonios podía llamarse Kitty?

Me acerqué lo más disimuladamente que permitían las circusntancias a Martínez y le pregunté por la mujer.

- Ven conmigo... - dijo él con una media sonrisa, lo que permitían las circunstancias- Katherine Massaro, él es Arturo Solar, está a cargo de la investigación.
-Qué manera de estar a cargo- fue el único saludo que obtuve de ella y dirigiéndose a su grupo agregó- Muy bien equipo, hay mucho que hacer esta noche.

Miré a Martínez, casi con incredulidad... No podía creer ni lo que veía o escuchaba. Una mujer que trataba apenas como un novato. ¡En qué terminaría este mundo por Dios!

- Qué no te extrañe tanto, Arturo- me dijo Martínez adivinando mis pensamientos- No es cualquier detective la Kitty.
- Ah, no? Qué más hace, cocina bien?- dije yo cada vez más molesto.
- No, no la mires a huevo Arturo, ella no es cualquier cosa, yo le hice clases a ella en la Escuela y es una chica que destaca- y como quien lee una ficha comenzó a decir- Katherine Alejandra Massaro Andrades, tiene 30 años, fue la primera antigüedad de su promoción, lista uno, papeles al día y además, de una familia con larga tradición en detectives, todo lo que nuestra querida Institución desea de cada uno de nosotros. Su padre era detective, lo mismo su abuelo, aunque ella es la primera mujer de su familia que abraza la profesión, así es que tiene mucho por qué creerse el cuento.
- Lo que me faltaba, una perfectita en mi caso- dije al borde de la ira
- No te pongas así, Arturo.... Mientras más manos y más cabezas en este caso más rápido le daremos descanso Andrade ¿Acaso no es lo que deseas?.

En ese sentido Martínez tenía toda la razón, pero en mi fuero interno no podía concebir la idea de trabajar con una mujer, por muy hija de detectives que fuera.

1 comentario:

Gonxalo Oyanedel dijo...

La academia Vs la calle

¿Escuelas necesariamente disjuntas?