Detective Stories 1

¿Cómo diablos llegué acá? Esa pregunta me rondaba en la cabeza mientras esperaba que mi colega volviera al auto. La tarde ya moría y los últimos rastros de sol aún se dejaban ver a través de los viejos edificios porteños, cada vez más deteriorados por el paso del tiempo y la poca vergüenza de la demagogia política.

Comencé a sentirme incómodo. En la esquina un grupo de hombres se reunía tomar y a ratos observaban el auto, yo adentro acariciaba mi pistola, mi fiel compañera. Nunca la había usado ento todos mis años de servicio, pero tampoco podía decir que jamás tendría que hacerlo. Los minutos pasaban y mi compañero seguía discutiendo con el mecánico. Un tipo de poca monta que le debía un favor.

Encendí un cigarrillo, miré mi reloj y volví a tocar mi pistola. Eso confabuló para calmarme un poco. Un perro me miraba desde debajo de un auto destruido, parecía preguntarse lo mismo que yo, qué hago ahí, por qué. Por qué le tenía que decir que sí a acompañarlo. Es cierto, es mi yunta, pero también deseaba irme a casa y beber un vaso de whisky. Terminar con el día, el turno, el laburo... Pero acá estaba haciendo "horas extra", haciendo de vigilante en ese barrio de mala muerte.

De pronto lo que me temía, las voces subían de tono y los hombres que bebían en la esquina comenzaron a mirar fijamente. Esto se iba a poner muy feo.